La ciudad de las damas

La ciudad de las damas

Las diminutas chinelas se acercan a la biblioteca, la niña empuja suavemente la puerta entornada y aspira el aroma intenso de los códices…. Christine abrió los ojos y dio inicio a su jornada. El olor de los pergaminos recién elaborados, la tinta fresca y los pigmentos se enredaban con las motas de polvo que flotaban en haces de luz matinal. La joven Anastasie de Fleury se afanaba en una elaborada C rodeada de aves y vegetación en la que ya brillaba el pan de oro y lucían los tonos amarillos y azules. Christine no interrumpió  su trabajo y sus chinelas se deslizaron silenciosas por el scriptorium. De pie frente a su atril de madera, Elise Arnaut disponía cuidadosamente los márgenes de su página con una regla. El taller se desperezaba  en una atmósfera luminosa, calida y reconfortante, propiciada por la primavera parisina. Atrás quedaban los días grises y breves del invierno, el frío y la escasez de luz; los meses cálidos aseguraban largas horas de trabajo en las mejores condiciones. Christine abundó en estos pensamientos para alejar las  sombras de las dificultades: una mujer sola, inmersa en pleitos y a cargo de su familia, hijos, madre y una sobrina.»En verdadero hombre me he convertido”- pensó sin poder evitarlo. Angustiada, regresó al calor de los recuerdos dichosos: su padre esperándola en la biblioteca cada atardecer para acompañarla en esas otras vidas, tiempos y espacios que solo los libros le ofrecían… Las visitas a la azotea en las noches claras para escrutar nuevos mundos y conocer el camino de las estrellas…. La emoción intensa en su primera lección de latín, consciente de que con ella arribaba a una orilla vedada a las damas… Las lágrimas de su madre y la delicada firmeza de su padre al decidir que su hija recibiría la misma educación que sus hermanos varones… Su boda con Etienne, sus maternidades.. Y la pérdida temprana e irreparable de los dos hombres que la habían protegido y alentado en su dedicación a la escritura…Una mujer escritora… Una rara avis… 

Cerró los ojos de nuevo. Y, una vez más, las diminutas chinelas se acercan a la biblioteca, empujan suavemente la puerta entornada y aspiran el aroma intenso de los códices.

Christine de Pizan, la pluma en defensa de las mujeres - [Con motivo del  Día de las Escritoras - 19 de Octubre de 2020] - Inmaculada García Haro -  Café Montaigne

Acerca de mariabango

Profesora de Lengua castellana y Literatura en el IES Isla de la Deva, en Piedrasblancas (Castrillón).
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